miércoles, 24 de julio de 2013

Vida


Pasa el tiempo y no ocurre, no logro aquello por lo cual decidí que aún debía vivir. Me hundo más en la miseria existencial y siento que no podré romper la rutina de cargar la roca cuesta arriba para luego verla rodar hacia abajo. Estoy aquí, pudriéndome delante de todos, y quiero llorar y gritar pero tan idiota soy que me contengo. Pienso, como si fuese la última esperanza, que la noche más intensa es aquella que de todo nos libera y deseo romper el Sol, extinguirlo, que sus llamas no me toquen; que todas las luces cesen y en la absoluta oscuridad perderme, diluirme y dejar de ser esto que se retuerce dentro de sí mismo.