“En este país, la cobardía intelectual es el peor
enemigo al que han de hacer frente periodistas y escritores en general.” George
Orwell. La libertad de prensa.
Animal
farm (Granja animal), Rebelión en la granja, para nosotros, hispanoparlantes
latinoamericanos, condensa, en la versión digital traducida al español que
conseguí (www.infotematica.com.ar),
en una alegoría de 89 páginas, décadas de Historia. Tenemos claro que la idea
de George Orwell, el autor de esta obra, era desenmascarar a Stalin y el
régimen que impuso en la Unión Soviética, pervirtiendo los ideales iniciales
del Comunismo.
Pero si uno se olvida de eso, aun mejor,
si no lo llega a saber hasta después de leído el libro, encuentra que la fábula
va mucho más allá; esta ficción de Orwell es reflejo de lo que, en todas las
etapas históricas, ha sucedido cada vez que el ser humano ha intentado buscar
una forma de organizarse comunitariamente. Siempre ha aparecido la figura del
“caudillo” y de la clase dirigente, y éstos, como detentadores del poder, gozan
de privilegios negados a la gran mayoría.
Hay algo que llama mi atención: Orwell hace
énfasis en que son los más “inteligentes” quienes abusan de aquellos más tardos
de entendimiento. Parece ser que la inteligencia humana está ligada a la perversidad
humana. “El conocimiento es poder”, y quien tiene el poder hace lo que le da la
gana con los demás. Mas ahí está el personaje del burro, quien es tan
inteligente como los cerdos, pero su actitud nos deja con la duda: ¿es más
inteligente o menos inteligente? Es un burro que sabe, que ha vivido, y la
experiencia propia (y al parecer la transmitida por sus mayores) le ha
impregnado el espíritu de cierto escepticismo y apatía; algo así como un
estoico: “Únicamente el viejo Benjamín manifestaba recordar cada detalle de su
larga vida y saber que las cosas nunca fueron, ni podrían ser, mucho mejor o
mucho peor; el hambre, la opresión y el desengaño eran, así dijo él, la ley
inalterable de la vida.”
Se plantea la injusta y cruel manipulación a los más ignorantes por quienes tienen más conocimientos, para beneficio de
estos últimos. Así, los dueños del poder impiden que los ignorantes accedan al
conocimiento, para seguirlos utilizando, y perpetuar sus privilegios.
Este sigue siendo nuestro anhelo,
comunistas –capitalistas, anarquistas o nada de lo anterior–, esto es lo que la
gran mayoría anhela: “Si ella misma hubiera concebido un cuadro del futuro,
sería el de una sociedad de animales liberados del hambre y del látigo, todos
iguales, cada uno trabajando de acuerdo con su capacidad, el fuerte protegiendo
al débil, como ella protegiera con su pata delantera a aquellos patitos
perdidos la noche del discurso de Mayor.” Lástima que los “líderes” tengan esa
maldita capacidad de convencer y deformar, y cuando tienen el suficiente poder,
imponer.
La lectura de este libro, abre los ojos.
Es actual, porque muchos de los métodos que usan los cerdos de Granja animal los usan los gobernantes
habidos y por haber. ¿Una muestra? La zozobra sembrada en Estados Unidos, el
mal representado en la barbuda cara de Osama Bin Laden, la permanente “amenaza
terrorista”. Todo esto es tan similar a la permanente advertencia que hacía
Squealer: “Seguramente, camaradas, que ustedes no desean el retorno de Jones,
¿verdad?” La propaganda, el adoctrinamiento, la coerción…, todo esto se sigue implementando
por los regímenes, sean estas solapadas dictaduras con sonrisa de democracia,
de una clase privilegiada, o aquellas dictaduras absolutistas a las que no les
interesa aparentar la forma de gobierno real. Al fin de cuenta, todos los gobernantes,
de todos los sistemas políticos, posan sus culos sobre el pueblo, mientras
alegan que lo hacen por el bien común.
Hasta que el hambre, la rabia y la indignación vuelvan a hacer la rebelión, y otro suba a dirigirla.
Domingo José Bolívar Peralta
26 de febrero del 2.016