jueves, 19 de octubre de 2017

El poema de Cesárea Tinajero

Sión

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Lo que pienso:

Podría, puede decirse que es un poema visual. Quizás haya quien diga que no, que, como en efecto explican Belano y Lima al señor Salvatierra, Amadeo, se trata de una broma. Sin embargo, la interpretación que daré a continuación, lector, manos que habrán de aplaudir o clavar el puñal o abofetear, es la que me sale de los surcos del encéfalo y de las pelotas luego de mirar y mirar y volver a mirar el poema y el título del poema. A mi conclusión llegué antes de haber leído lo que Lima y Belano concluyeron, o no concluyeron.

Este poema, sin duda vanguardista, nos muestra un título: "Sión". Luego se ve sobre una línea recta, horizontal, un pequeño rectángulo; después el mismo rectángulo sobre una línea, esta vez en forma de ondulaciones, de olas; finalmente la línea aparece como picos y simas de ángulos agudos, como un electrocardiograma, y sobre ella el rectángulo.

Esas imágenes, con ese título, me remiten al Templo de Salomón, que ha pasado a lo largo de los siglos a ser templo del judaísmo, del cristianismo y del islamismo. Se ha mantenido el Templo, y con él la fe, tanto en etapas apacibles en la historia del territorio donde se asienta, como en las etapas de inestabilidad y de paroxismo de las guerras que lo han marcado.

No había ocurrido aún, el poema aparece en los años 20 del siglo 20, la invasión y posterior imposición del Estado de Israel. Entonces el poema no tiene que ver con eso.

Quizás el poema, en su fondo último, se refiere a resistir y permanecer. Pero también, a pesar de sus diferencias, tenga que ver con que las tres religiones que representa el Templo son en esencia lo mismo: el mismo dios. Ergo, el mismo poema nos habla de adaptarse a los cambios, al devenir, sin perder la esencia.

Llego a la conclusión, teniendo en cuenta el contexto del poema, los años 20 del siglo 20, las propuestas de ruptura de Cesárea Tinajero como poeta inmersa en los experimentos formales y conceptuales de los movimientos de vanguardia en las artes, que la Poesía es ese rectángulo que se mantiene sobre la línea del tiempo y las contingencias, inalterable en su esencia aunque las apariencias indiquen otra cosa.

Allí está la Poesía sobre la línea recta de los modelos clásicos; allí sigue sobre las ondulaciones de movimientos como el Romanticismo y el Simbolismo; no se cae, no se hunde la Poesía ni se resquebraja con los sacudones telúricos de Dadá, el Futurismo y todos los ismos de las vanguardias.

El poema de Cesárea Tinajero, 'Sión', es, además, el mismo Roberto Bolaño y su novela. 'Los detectives salvajes' nos muestra al Bolaño que escribía en verso, pero en prosa. No es el mismo muchacho de su etapa "infrarrealista" pero es el mismo Bolaño, como Ulises Lima siguió siendo "real visceralista" aún en ese encuentro con Octavio Paz.


Domingo José Bolívar Peralta
19 de octubre de 2.017

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