domingo, 8 de marzo de 2015

Comentario sobre Waking Life

Domingo José Bolívar Peralta, sábado, 10 de marzo de 2012 a las 11:49 ·

¿Qué diría Nietzsche? Se abordan distintas teorías - científicas, religiosas, filosóficas - sobre lo que es la realidad nuestra como seres vivos conscientes de su existencia, de la finitud o infinitud de nuestra existencia y, en últimas, lo que llamamos realidad. Quizá diría Nietzsche que se trata de la obra de un debilucho que se apoya en la verborrea de dementes esquizofrénicos. Nietzsche está muerto, y no hay manera de saberlo (¿o sí la hay?).

Trajo esta película animada viejas carpetas empolvadas y las sacudió y abrió frente a mí: “La vida es sueño, y los sueños sueños son”, palabras consignadas por el grandioso Calderón de la Barca en La Vida es Sueño. El postulado hermetista que reza acerca de nuestra existencia que sólo es un pensamiento, un sueño del “Gran Hacedor”; no somos reales sino en el pensamiento o sueño de esa mente universal – pero a su vez nosotros, los soñados, soñamos y nuestros sueños son reales mientras los soñamos  –. La realidad virtual de Matrix, una sola para todas las mentes engañadas, inmersas en un mundo falso; el medio es condicionado por agentes externos a nosotros y sólo podemos elegir entre ciertas opciones impuestas para cada caso concreto de lo que sería nuestra vida virtual, mientras el cuerpo está dormido. La reciente conversación en el taller literario, donde se comparó o semejó la condición de estar dormido con la de estar muerto; al estar dormidos parecemos estar muertos, para el “mundo real” fuera del sueño; si soñamos estamos viviendo una realidad diferente, la realidad que se crea al soñar; al estar el cuerpo echado, sin realizar ninguna actividad que conlleve movimientos físicos más allá de los mínimos producidos por la respiración o reflejos musculares, que a los ojos del “mundo real” de aquellos que ven al dormido no representan mayor cosa; quien está dormido no hace mucho, está como un muerto, tirado… eso en relación al cuerpo, pero en su mente, la cual no verían los ojos de aquellos que ven desde el “mundo real” exterior, en su sueño ese muerto tendría tanta actividad, tan diversa y simultánea, imposible para su “cuerpo real” fuera del sueño, que yace mientras sueña.

El personaje principal de esta película se agarra bien fuerte de la manija de la puerta de un automóvil para no ascender de repente como un globo, esto no mucho después de iniciada la película; luego, ya caso al final, suelta la manija, se deja ir. Quizá el sueño es su vida, la vida, y la muerte sea su verdadero, el verdadero despertar. La película, el sueño con despertares falsos, transcurre antes de que el cerebro cese toda actividad; el sueño con despertares falsos transcurre durante todo el tiempo que llamamos vida y luego despertamos ¿a qué? Antes de dejarse ir, están las explicaciones, las teorías, como si el joven indagara subconscientemente dentro de sí todo aquello que de una u otra forma le ha llegado, con el objeto de hallar el significado último, esencial de la existencia, de la realidad, aferrándose al sueño, y luego de tantas y tan diversas teorías y explicaciones, con más dudas que certezas, opta por ir al terreno desconocido en donde podría hallarse la verdad absoluta.

Los humanos, curiosos por naturaleza y con nuestra capacidad discursiva, de pensar, nos hemos planteado estos interrogantes de qué es la realidad, qué es real, qué es la vida – y la muerte –, qué es la existencia, desde los albores de nuestra especie, y por ello, gracias a nuestra creatividad y la observación de la “realidad”, hemos propuesto – y nos creemos – muchísimas respuestas … pero… hay que reconocer, como Sócrates, que nada sabemos.

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