Smerdiakov. Este personaje me intriga y trataré de
explicar por qué, brevemente. Ya vimos todo lo que se habló de él en el juicio,
los razonamientos del fiscal y la defensa acerca de su personalidad y proceder.
Va mi versión de su personalidad (o alma, o espíritu, si así lo prefieren):
Smerdiakov
vivió siempre resentido, y tenía poderosos motivos para ello, y en esto ya
coincidía con el defensor de Mitia desde mucho antes de leer sus alegatos. Hijo
de una pobre tarada que vagaba por las calles y dormía en cualquier parte, y
que fue violada una noche, lo más probable por Fiodor Pavlovitch, en el mismo
jardín donde nació Smerdiakov, el jardín de la casa Karamazov. Su madre muere
durante el parto y Smerdiakov queda, en casa de su muy probable padre, al
cuidado de los criados de éste, en la vivienda destinada para ellos. Crece y
vive como sirviente en casa de Fiodor Karamazov, quien, por aptitudes y
actitudes que demuestra Smerdiakov, y tal vez también por reconocer, pero sólo
para sí mismo, sin llegar a decirlo ni insinuarlo nunca a nadie, que Smerdiakov
es hijo suyo, le llega a tomar confianza e incluso lo envía a Moscú a estudiar
para cocinero, claro, como es de suponer el Fiodor, sin dar sino apenas lo
necesario o un poco menos a su futuro cocinero. ¿Qué pasa por la cabeza de
Smerdiakov cuando su muy probable padre lo envía a estudiar cocina a la capital
del país? Creo yo que se convence de que es hijo de Fiodor, pero ya sabe cómo
es Fiodor con sus hijos: Grigori, el sirviente que lo ha criado, también tuvo
bajo su cuidado por mucho tiempo a Mitia, el hijo legítimo mayor de Fiodor
Pavlovitch. Empieza el odio hacia este viejo que ciertamente es detestable.
Smerdiakov
no tiene ni una pizca de tarado, como lo fue su madre, ¡todo lo contrario, es
muy inteligente, tanto o más que su (y ya asumamos que sí es un Karamazov
bastardo) hermano Iván. Es muy inteligente, pero está lleno de odio y
resentimiento, y no tomaré como otro factor que explique su forma de ser el
ateísmo, ya que no convengo con el narrador
personaje ni con el mismísimo señor Dostoievski en este ítem, ya para no
extenderme mucho en esto sólo diré que yo afirmo que no tener fe en ningún dios
no necesariamente implica carecer de ética, de diferenciar lo que está bien de
lo que está mal, porque esto se puede tener, pero afirmado en otras bases que
no tienen nada que ver resurrección, Cielo e Infierno. Smerdiakov no sólo
siente odio contra Fiodor Pavlovitch por haber lanzado su semen al interior de
su madre, que también detesta por lo que era, y de esta manera haber nacido, y
además nunca reconocerlo como hijo suyo y mantenerlo como un sirviente, al cual
se insulta y menosprecia a cada rato; siente también odio contra sus hermanos,
porque éstos no lo miran como a un igual, como a un hermano, y en esto culpo
hasta al mismo héroe del personaje narrador, al muy simpático y pío Aliocha.
Iván y Mitia lo tratan como a un gusano, y de Aliocha no vemos un gesto
indiferente al que tiene con cualquier otra persona, tal como sí lo hace con
Iván y Mitia; Aliocha no demuestra un cariño de hermano a Smerdiakov, es más,
hay cierto recelo de su parte.
Smerdiakov
se forjó intelectualmente a pulso, de manera autodidacta más que todo. Grigori
le enseñó a leer y escribir y lo demás corrió por su cuenta. Iba a la biblioteca
de Fiodor y leía algunos de sus libros. Su inteligencia pronto lo llevó a
cuestionar muchas cosas, sobre todo temas de carácter teológico, y no podía ser
de otro modo, dadas sus circunstancias. Se encontró con el nihilismo, y el
nihilismo, unido a su odio, a su desprecio por los demás porque se vio a sí
mismo como un hombre superior por su inteligencia, pero condenado a ser un
miserable sirviente, lo llevó a concebir su gran plan de venganza en contra de
su familia.
¡Claro que
se instruyó por su cuenta! ¡Sabía tocar guitarra y cantar canciones a una
muchacha que se interesó en él! Smerdiakov no amaba a esa muchacha, no amaba ni
estimaba a nadie, ni a Grigori y Marta, que lo habían criado. Los odiaba a
todos porque en el fondo se odiaba a sí mismo. Odiaba a la Madre Rusia en la
que había nacido, al dios de los rusos porque permitió que tuviera esa
existencia vil y a todos los rusos que lo habían encasillado en el lugar de
sirviente sin reparar en su origen noble como hijo de Fiodor Karamazov.
Deseaba
largarse de la miserable ciudad en que vivía, abrir un negocio propio, ¡irse de
Rusia hacia tierras en donde su forma de pensar e inteligencia encontraran
semejantes! Necesitaba dinero y concibió el plan de matar al padre logrando que
su hermano mayor, Mitia, apareciese como culpable del asesinato y enloqueciendo
a su rival en cuanto a inteligencia: su hermano Iván. Aliocha caería, por su
pasión de Karamazov, de su pureza religiosa hacia una vida vil luego de perder
su fe (esto es lo que infiero yo, pues contra Aliocha no hay nada en este plan
que directamente vaya destinado a destruirlo). Sin embargo, cuando el
parricidio se hubo consumado, Smerdiakov, más nihilista que nunca, dejó atrás
su idea de establecerse en otra parte y es por esto que, para torturar más a
Iván, le da el dinero que había robado para tal fin, burlándose de éste. Su
único objetivo ahora es destrozar a toda su familia, los Karamazov, los que
siempre lo menospreciaron. Su enfermedad, que inesperadamente se ha
recrudecido, lo ha llevado a este cambio de planes. ¿Por qué la epilepsia se ha
mostrado peor que en otras ocasiones? No, sin duda, por cargos de conciencia,
por remordimientos. Smerdiakov ha tenido que hacer esfuerzos mentales y físicos
que lo han agotado (recordemos que físicamente es endeble), y esto le ha hecho
pensar en si valía la pena seguir viviendo. ¿Por qué no disfrutar de este
triunfo en su totalidad, evitar futuras angustias, futuros dolores? ¡Marcharse
de esta vida victorioso! Ha matado al padre, Dmitri será condenado sin duda e
Iván enloquecerá; sólo faltaría ver la caída de Aliocha del altar, pero eso se
toma un tiempo mucho mayor y algo enojoso podría suceder. Que baste con saber
que Aliocha queda manchado por ser un Karamazov. Smerdiakov se suicida, y ha
ganado.
Domingo
José Bolívar Peralta
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